El delegado del Gobierno en Canarias visita las obras en la Playa del Castillo

El delegado del Gobierno en Canarias visita las obras en la Playa del Castillo 
<br/>

23/03/2016

El delegado del Gobierno en Canarias, Enrique Hernández Bento, ha visitado hoy la Playa del Castillo, en Fuerteventura, para ver cómo evolucionan las obras, acompañado del alcalde de Antigua, Juan José Cazorla Hernández, la concejal de Playas de este municipio, Débora Edgington, y la diputada regional por Fuerteventura, Águeda Montelongo.

El delegado del Gobierno ha querido destacar que desde el punto de vista administrativo no existe ningún problemas con la ejecución de los trabajos de acondicionamiento de esta Playa, no obstante Hernández Bento ha señalado que trasladará a la Dirección General de Costas en la necesidad de que apremie al contratista a cumplir con los plazos establecidos en el contrato.

Para el delegado del Gobierno en Canarias se trata de una zona de gran afluencia turística, con casi 19 mil camas, siendo por ello fundamental que las obras se ejecuten cumpliendo los plazos previstos, para que esta actuación tenga el menor impacto posible en la economía de esta zona.

El proyecto de acondicionamiento que lleva a cabo en esta zona del litoral del municipio de Antigua el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, a través de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar, supone una inversión de 1.966.059 euros, que será cofinanciada por el Cabildo.

Esta playa, encajonada entre el puerto de Caleta de Fuste y un saliente rocoso al sur, presenta una gran afluencia de público por encontrarse en una de las zonas turísticas de la isla. La playa del Castillo, en su origen, era una pequeña caleta de arena, abrigada prácticamente a todos los temporales, por la existencia de un “bajo” que discurre desde la “punta” del mismo nombre en el sentido Este-Oeste.

 El objetivo de esta obra es, a partir de la configuración existente de la playa, acondicionarla de manera que sea utilizable para baños en todas las mareas y, al mismo tiempo, redefinir la “playa seca” en todo el borde de la caleta, de forma que la playa adquiera la superficie adecuada para acoger y dar servicio al área turística desarrollada en su entorno.