Despedida de Paulino Luesma

02/05/2008

A modo de despedida
 
 
Hace cuatro años el Gobierno de España me encomendó la tarea, el honor, de representarle en el País Vasco. Una labor que, a la postre, se ha convertido, sin lugar a dudas, en cuatro años de mi vida –personal y política- de los que guardo y guardaré siempre un recuerdo imborrable y emocionado.
 
No ha sido tarea fácil. No contaba con ello. Han sido cuatro años durante los cuales todos acariciamos la esperanza de vivir en paz. En los que creímos posible desterrar para siempre al rincón más lejano e inaccesible del olvido las terribles décadas de nuestra historia marcadas por la insoportable y estúpida crueldad del terrorismo. Cuatro años en los que ese mismo terror se mantiene, no obstante, presente, pretendiendo asfixiar nuestra esperanza. Cuatro años durante los cuales, víctimas del terror, nos han arrancado de entre nosotros a personas queridas, insustituibles. Cuatro años en los que, nuestras instituciones democráticas, nuestro Estado de Derecho han seguido dando un ejemplo de fortaleza, de coherencia con los principios que nuestra Constitución define y consagra.
 
Cuatro años en los que he pretendido afianzar la idea y aplicarme a la tarea de que es posible y exigible trabajar por el bien de los ciudadanos desde la colaboración entre las distintas administraciones, entre los diferentes ámbitos de decisión: local, autonómico y nacional. Las administraciones públicas están al servicio de los ciudadanos y estos nos reclaman eficacia en el servicio que prestamos. No valen pues las polémicas ni los enfrentamientos estériles entre esas mismas administraciones que, por otra parte, no son bien entendidos por la ciudadanía.
 
Cuatro años, en fin, en los que he pretendido que los ciudadanos vascos, en un escenario complicado para ello, pudieran interiorizar la idea de que el Gobierno de España se ha preocupado, se preocupa y se preocupará por el desarrollo de Euskadi, por su progreso.
 
Pero no es este espacio para hacer balances y si para el agradecimiento y la despedida.
 
Agradecimiento a quienes me han acompañado en la labor. A mi Gobierno y a todos sus representantes; a los funcionarios de la administración del Estado en el País Vasco y, especialmente, a los que prestan su labor –no siempre bien reconocida- en la Delegación del Gobierno. A los miembros de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía, del Ejército; a los medios de comunicación; a todas las instituciones vascas; a las organizaciones empresariales, a los sindicatos... A todos sin exclusión con los que he compartido estos apasionantes años. A todos gracias por su colaboración y a todos mis excusas cuando no he estado a la altura de lo que de mí esperaban. Gracias de corazón.
 
Me despido así en el convencimiento de que todos, cada cual desde nuestras responsabilidades presentes y futuras, seguiremos trabajando por el bien común. Yo lo seguiré haciendo en el convencimiento de que un futuro mejor es posible. Un futuro en paz y libertad. Más justo y solidario. Un futuro de progreso y de esperanza para los que menos tienen, para aquellos a los que la vida se muestra cada mañana más dura y difícil. Pero, hoy por hoy, un futuro en el que nadie pueda apelar a ninguna idea o a ningún proyecto para segar una vida humana y nadie pueda apelar a ese mismo proyecto o idea para no alzar su voz contra un vil asesinato. Nuestra herencia a futuras generaciones no puede incluir esta tremenda aberración.
 
 
 
 
 
 
Paulino Luesma Correas
Vitoria-Gasteiz, 30 de abril de 2008