Acto de conmemoración del Día de la Constitución

constitucion 2010

03/12/2010

Intervención de Joan Rangel, Delegado del Gobierno en Cataluña, con motivo del acto institucional de conmemoración del Día de la Constitución:

"Autoridades, señoras, señores, amigas y amigos.

Buenos días a todos y muchas gracias por su presencia, que nos permite compartir la celebración del trigésimo segundo aniversario de la Constitución Española.

Como cada año, hacemos un acto sencillo y austero - (siempre hay que dar ejemplo desde los poderes públicos, pero muy especialmente en momentos como el que vivimos) - pero la sencillez no está reñida con la dignidad y la trascendencia del mismo.

Por tanto, no se trata de cumplir un trámite, sino de recordar solemnemente que la Constitución nos ha permitido, nada menos, que garantizar más de tres décadas de convivencia y progreso en el marco de un Estado social y democrático de Derecho.

Este año quisiera hacer mención especial de los valores. Porque nuestra Constitución propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

Los valores son básicos para el correcto funcionamiento de una sociedad y sus instituciones. Son las cosas que importan en un tiempo determinado. Justamente por eso, hay que defenderlos y enseñarles a los miembros de la comunidad, a través de las actitudes políticas de los gobernantes, en la escuela, o desde los medios de comunicación social.

Porque las normas, por muy democrática que sea su elaboración, no garantizan por sí solas la convivencia, la cohesión y el progreso de una sociedad. Hay cultivar los valores que informan el ordenamiento jurídico y transmitirles desde todas las instancias de poder, para que sean compartidos y asumidos. Y hay que predicar con el ejemplo, actuando de forma coherente con ellos. Sólo así haremos honor a los principios constitucionales y fortaleceremos la confianza en las instituciones políticas.

Probablemente, con el paso del tiempo, sea necesario modificar y adaptar el texto constitucional a la realidad de una sociedad cambiante, pero estoy convencido de que los valores que la informan y el espíritu del pacto constitucional que nos une en la diversidad, se mantendrán y, en todo caso, se verán enriquecidos.

A la hora de conmemorar el aniversario de la Constitución es justo hacer un reconocimiento a todos aquellos que la hicieron posible. Y quiero manifestar mi reconocimiento especial al pueblo español, verdadero protagonista de la transición que nos llevó a la elaboración y aprobación de la Constitución y los 32 años de convivencia democrática que hoy celebramos. El pueblo en el que reside la soberanía y del que emanan todos los poderes del Estado.

Precisamente acabamos de vivir un nuevo proceso electoral en Cataluña, que culminará con la constitución de las Instituciones de Autogobierno: El Parlamento y el Gobierno. Son fruto de la voluntad popular y forman parte de los poderes públicos del Estado descentralizado que contempla y ampara nuestra Constitución.

En mi condición de Delegado del Gobierno en Cataluña, y en virtud de las responsabilidades que me atribuye el artículo 154 de la Constitución, quiero aprovechar este acto para ofrecer mi leal colaboración a los nuevos responsables de la Generalitat.

Mi ofrecimiento no responde a un puro formalismo. Vivimos tiempos difíciles, como he comentado al principio, y debemos dejar de lado la acción política de corto vuelo, puramente tacticista - a la que algunos nos tienen demasiado acostumbrados -, para dejar paso a la política de verdad. Aquella que gestiona el presente pero con la mirada puesta en el futuro, la que sirve el interés general y no se deja llevar por intereses particulares o partidarios, la que fundamenta el proyecto político en principios sólidos y lo lleva a cabo con eficacia, eficiencia y de forma coherente con los compromisos adquiridos con la sociedad. La política que suma y no divide, la que integra y no separa. La que une en la diversidad.

Solo practicando la política de verdad, saldremos de la crisis fortalecidos y lo antes posible. Hay que actuar pensando en la sociedad a la que debemos servir. Sólo sirviendo a la sociedad somos leales a la Constitución y los valores que la informan.

Efectivamente, vivimos unos tiempos difíciles y de cambio acelerado en un mundo global. Un mundo con nuevas claves y con nuevos retos para la humanidad.

Tenemos que hacer frente al cambio climático y sus consecuencias, los retos de disponer de nuevas fuentes de energía y de su gestión eficiente, que nos permitan llegar a todos y de forma sostenible, la gestión del fenómeno migratorio garantizando la cohesión social y la integración de los recién llegados. La investigación y la innovación nos ofrecen nuevas oportunidades, al tiempo que inducen a cambios de paradigma. También vemos como el poder financiero, ahora llamado "los mercados", dicta su ley al margen de los controles democráticos, poniendo en riesgo los avances del Estado del Bienestar. Un poder financiero descontrolado que está en el origen de la crisis y que pone en evidencia la ruptura del principio de igualdad.

La crisis global que padecemos requiere una respuesta global. En nuestro caso, de las instituciones europeas y otros foros de cooperación económico internacional. Pero hay también sumar para ofrecer una respuesta local y coordinada desde las administraciones públicas de cada comunidad.

La respuesta del Gobierno de España, anunciada por su Presidente, es la estrategia que se sustenta en una triple dirección:

Austeridad, reformas y cohesión social

Tres vectores que conforman una hoja de ruta con el objetivo final de la recuperación económica, el refuerzo de la competitividad y la creación de empleo.

En este año que pronto acabará, la apuesta por la reducción del gasto se ha traducido en un plan de reducción del déficit, que debe situarse en el 3 por 100 del PIB en 2013.

Un objetivo ambicioso que requiere de un gran esfuerzo por parte de toda la sociedad española.

Las medidas de consolidación fiscal adoptadas nos deben permitir alejar desconfianzas sobre las finanzas españolas e impulsar la recuperación de nuestra economía.

El segundo vector de la acción del Gobierno es el desarrollo de un amplio capítulo de reformas económicas que estamos llevando a cabo para ganar competitividad y para superar los desequilibrios estructurales acumulados en los últimos años, en la época en la que el la economía mundial aún se encontraba en expansión.

No es ésta la ocasión ni el momento de detallarlas, pero debo señalar que estas reformas suponen el mayor impulso reformista en décadas y que afectan a sectores decisivos de nuestra economía y de nuestra propia vida social: el sistema financiero , el mercado laboral, el sector servicios, la política industrial, la estrategia de innovación o la energía.

Y el tercer vector de la acción del Gobierno es la cohesión social, que forma parte por decirlo así del ADN de este Gobierno.

Déjenme que les ofrezca sólo una cifra, para situar en su contexto el debate sobre las políticas sociales que se está suscitando con motivo de la crisis y de las últimas medidas que ha debido adoptar el Gobierno, como otros gobiernos europeos : en 2004 en España se destinaban 144.000 millones de euros al gasto social, un 14% del PIB. En 2010 estamos destinando 180.000 millones, un 17% del PIB. Y este año próximo el 58% del Presupuesto se destina a gasto social.

Además, el Gobierno pondrá en marcha una nueva agenda social que se adapte a las nuevas realidades, que reajuste las prioridades para hacer más eficaz el gasto y que dé respuesta a las necesidades más sentidas por la sociedad.

En este sentido irá la reforma de las políticas activas de empleo y los servicios públicos de colocación, para que las personas sin empleo se sitúen en el centro mismo de la agenda política y social, fortaleciendo la formación de los parados y sobre todo de los jóvenes y desempleados de larga duración.

El objetivo del Gobierno es que esta reforma esté aprobada y en marcha en los próximos meses. Si es posible antes de la primavera de 2011. Por eso es necesario un triple esfuerzo, que afecta no sólo al Gobierno, sino también a las Comunidades Autónomas ya los agentes sociales.

Un esfuerzo para utilizar con la mayor eficacia la capacidad normativa que le corresponde al Estado en esta materia; Un esfuerzo para conjugar mejor esta capacidad con las competencias de ejecución que, como saben, están en manos de las Comunidades Autónomas, para el que se requiere el acuerdo con estas, y, tercero y último lugar, un esfuerzo de diálogo con representantes sindicales y empresariales; diálogo que debe extenderse a otros aspectos básicos para nuestra economía como el desarrollo de la reforma laboral, la negociación colectiva y la reforma de las pensiones, en el marco del Pacto de Toledo.

Estos son los retos que tenemos y es nuestra obligación afrontarlos y canalizarlos positivamente porque, cuando el próximo año nos reunimos a conmemorar nuestra Constitución, la situación de España y de Cataluña sea mejor que la que vivimos ahora.

Celebrar la Constitución desde Cataluña implica hacer una referencia al Estado de las Autonomías.

Un modelo que ha supuesto el más profundo cambio experimentado en la estructura del Estado en España en los dos últimos siglos y posiblemente la descentralización política y administrativa más ambiciosa de Europa en los últimos decenios.

Este modelo, y la voluntad de los catalanes y catalanas, han hecho posible que Cataluña disponga hoy del más alto nivel de autogobierno de nuestra historia. Al mismo tiempo ha significado el reconocimiento de la personalidad y la capacidad de transformación y mejora de Cataluña y su sociedad en el marco de la España diversa y plural y en nuevo contexto Europeo y mundial.

Por estas razones no comparto el permanente intento de desprestigio y deslegitimación del modelo autonómico lo que a menudo asistimos. Y discrepo de los que quieren equiparar el Estado de las autonomías a un modelo caro e ineficiente.

Soy un defensor de que la mejora de los servicios y de la gestión pública se debe hacer desde la proximidad, trabajando en red. En este sentido, la cooperación institucional entre los Gobiernos de España, de Cataluña y los ayuntamientos es una de las claves para salir de la situación de crisis y afrontar un futuro mejor. Por eso he hecho mi ofrecimiento al nuevo gobierno de la Generalitat.

Voy terminando.

Quiero aprovechar este acto para compartir con todos ustedes un sentido recuerdo para las personas que durante estos últimos meses han perdido la vida cumpliendo con su deber, aquí o en otros países.

Tengamos los mismos siempre presentes, porque dieron la vida por la libertad y la convivencia en paz.

También quiero tener un recuerdo para la gente que tenemos trabajando en misiones humanitarias y de cooperación en todo el mundo. Con su trabajo dan lo mejor de nuestra sociedad, como lo podemos ver estos últimos días en Haití,

Como les decía, estamos muy cerca de acabar el año y este año hemos tenido grandes acontecimientos políticos y sociales en Cataluña:

Los actos celebrados en Barcelona y Girona con motivo de la Presidencia Española de la Unión Europea nos han llevado a montar dispositivos de seguridad extraordinarios. Así como la visita del Santo Padre en Barcelona. Eran retos importantes y difíciles, que hemos sabido gestionar con dedicación y con mucha profesionalidad.

Muchos de los responsables de estos operativos están hoy aquí y con mi agradecimiento público quiero también felicitar y reconocer a todas las personas que participaron. Muchas gracias por el trabajo hecho.

Aprovechemos pues este aniversario de la Constitución para renovar nuestro compromiso con sus valores, su difusión y para que informen la actividad de la política de una forma clara y contundente.

Muchas gracias. "

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