La Guardia Civil desarticula una organización internacional que cometían estafas bancarias a través de Internet

La Guardia Civil desarticula una organización internacional que cometían estafas bancarias a través de Internet

08/07/2009

 

La Guardia Civil, en el marco de la Operación “ADRIÁTICO-SUR”, desarrollada en las provincias de Tenerife, Barcelona, Tarragona, Pontevedra, Murcia y Madrid, ha procedido a la detención de 15 personas y a la imputación de otras 39 como integrantes de una organización internacional dedicada a la comisión, de forma continuada, de estafas bancarias a través de Internet.
 
Las investigaciones se iniciaron en el mes de marzo del pasado año cuando la Guardia Civil detectó la presencia en el sur de la isla de Tenerife de un grupo de ciudadanos de origen moldavo que frecuentaban diversas entidades bancarias retirando importantes cantidades de dinero.
 
Durante la investigación, se comprueba que varios de estos individuos mantenían contacto con un grupo organizado con ramificaciones en Inglaterra, Italia, Moldavia, Ucrania y Rusia, dedicado a cometer estafas bancarias a través de Internet mediante el procedimiento conocido como “Phishing.
Igualmente fueron identificados la mayoría de los componentes que integraban la organización, tanto los que pertenecían a la “célula española”, en concreto en Madrid, Barcelona, Tarragona y Tenerife, así como los que residían en países de la Europa del Este, principalmente en Moldavia, Ucrania y Rusia.
 
Una vez detectadas las operaciones fraudulentas de esta organización, se comprobó que habían sido afectadas, tanto empresas como particulares de las  provincias de Albacete, Alicante, Almería Barcelona, Badajoz, Bilbao, Castellón, Ciudad Real, Gerona, Madrid, Sevilla y Tarragona.
 
Hasta el momento la Guardia Civil imputa a la organización más de 90 operaciones de Phishing,  por un importe cercano a los 400.000 euros.
 
Modus Operandi
 
La forma de actuar de esta organización consistía en utilizaban un “cracker / hacker” informático que infectaba ordenadores y espiaba la línea de acceso a Internet obteniendo las claves y cuentas bancarias de empresas y particulares usuarios de banca electrónica.
 
Una vez obtenidas las claves de los perjudicados, a través de equipos informáticos de particulares, ajenos a la organización, a los que accedían una vez vulnerada su seguridad, desde equipos remotos,  ordenaban las transferencias bancarias, siendo el titular de la línea de conexión a Internet ajeno a la estafa que desde su conexión se estaba cometiendo.
 
La organización contaba con  “colaboradores” o “muleros” captados a través de anuncios publicados en prensa rusa y en foros y chats de Internet de Rusia y Moldavia.
 
Estos se encargaban de abrir cuentas bancarias a las que era trasferido el dinero estafado, percibiendo a  cambio una comisión por sus servicios que oscilaba entre el 5% y el 10% de las cantidades trasferidas.
 
Una vez el dinero en estas cuentas, inmediatamente los muleros lo retiraban y lo remitían a través de empresas de envío de dinero a miembros de la organización asentados principalmente en Moldavia, Ucrania y Rusia.