Discurso del Delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, en el acto de entrega de una Enseña Nacional a la 11ª Zona de la Guardia Civil en el País Vasco, presidido por S.M. la Reina y celebrado hoy en Vitoria-Gasteiz

Discurso del Delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, en el acto de entrega de una Enseña Nacional a la 11ª Zona de la Guardia Civil en el País Vasco, presidido por S.M. la Reina y celebrado hoy en Vitoria-Gasteiz

13/05/2015

 

Quiero comenzar mi intervención agradeciendo a la Reina el gesto de haber aceptado el madrinazgo de este solemne acto de entrega de la bandera nacional a la undécima Zona de la Guardia Civil. Acto de especial singularidad también para Su Majestad por ser el primero de esta naturaleza que como Reina protagoniza.

El pasado treinta de Marzo el Boletín Oficial del Ministerio de Defensa publicaba la orden ministerial por la que se concede a esta Zona el uso de la enseña nacional en su modalidad de bandera. En su justificación señala “Como reconocimiento especial a los méritos que atesoran los agentes que han pasado y los que permanecen en la Comunidad Autónoma del País Vasco, el Delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma del País Vasco ha mostrado su deseo de donar una bandera nacional a la undécima Zona de la Guardia Civil, con sede en Vitoria, para su uso en actos castrenses”

Créanme si les digo que de todos los actos en los que he participado a lo largo de mis ya muchos años dedicado a la política, es éste del que me siento más orgulloso al permitirme reconocer públicamente, con la entrega de este bandera, los méritos que, como se cita en la orden, atesora la Guardia Civil en el País Vasco.

¿Cuáles son las razones que motivaron la decisión de realizar el acto que hoy celebramos? Las citaré a continuación pero encuentran su base en la cartilla del Guardia Civil que en el año 1845, siguiente a la fundación de la Benemérita, estableció la guía de su comportamiento. El apartado séptimo de su artículo primero dice “Cuando tenga la suerte de prestar algún servicio importante el guardia civil no hace más que cumplir con su deber y si algo debe esperar de aquel a quien ha favorecido debe ser solo un recuerdo de gratitud”.

No son pocas las razones que avalan la concesión de la enseña nacional, muchos son los logros acumulados por todos los guardias que han prestado y prestan servicio en el País Vasco, pero me van a permitir que me refiera a su razón principal. Los Guardias Civiles al iniciar su formación en las Academias a la pregunta ¿Juráis por Dios o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente vuestras obligaciones militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros Jefes, no abandonarlos nunca y, si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España” respondieron “Sí, lo hacemos” y vaya si lo hicieron.

161 de aquellos guardias civiles cumplieron con su juramento dando su vida en el País Vasco por defender a España en su lucha contra el terrorismo. Así pues es este un acto de gratitud pero lo es también de justicia, para ellos y para sus familias y para tantos otros compañeros heridos y mutilados que con su entrega lograron terminar con la lacra del terror.

A pesar del relativismo con el que hoy cuestionan algunos el sentido y la importancia de nuestros símbolos, como son la bandera o el himno, debemos decir que este acto tiene un sentido pleno. El sentido del homenaje y el orgullo por aquellos que dieron lo más preciado, su vida, por nuestra libertad y por nuestra patria, representada por la enseña nacional que hoy os entregamos.

Por tanto cuando a partir de hoy esta bandera, que ahora os entrega Su Majestad la Reina, os acompañe en la formación miradla con sano orgullo, es la bandera de una gran nación, España. Una nación que sigue esperando de vosotros que la sigáis amando y protegiendo, para bien de todos los españoles, como se canta con acierto en un verso de vuestro himno “Benemérito Instituto guarda fiel de España entera”. Muchas gracias.