Carlos Urquijo satisfecho tras acordarse la suspensión solicitada de los actos festivos de Bermeo en apoyo de los presos de ETA

01/09/2015

 

  • “A pesar de lo que algunos opinan, por suerte el Estado de Derecho considera que los terroristas son solo terroristas y no personas que han dado lo mejor de sí mismas por Euskal Herria”

     

Tras conocer el Auto dictado por el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Bilbao, que ha resuelto a favor el recurso del Delegado del Gobierno que pedía suspender un brindis y una comida por los presos previstos en las fiestas de Bermeo, Carlos Urquijo ha asegurado que “Es una magnífica noticia comprobar que el Estado de Derecho ampara a las víctimas del terrorismo y no transige con actitudes y decisiones que continúan siendo ofensivas para ellas aunque algunos sigan opinando que los terroristas son lo mejor que tiene este pueblo”.

El pasado sábado, el Delegado del Gobierno, Carlos Urquijo, había ordenado a la Abogacía del Estado que interpusiera un recurso contencioso administrativo pidiendo la suspensión cautelar de ambos actos al considerar que constituían una vulneración del principio de objetividad que el art. 103 de la Constitución Española exige a las Administraciones Públicas así como del art. 6 de la Ley 7/1985, reguladora de las Bases de Régimen Local. Asimismo, son contrarios a los señalado en la Ley 29/2011, de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo y a lo indicado en la Ley del Parlamento Vasco 4/2008, pudiendo vulnerar, entre otros, el art. 578 del Código penal.

Actuaciones similares en Ibarra y Areatza fueron también recurridas y estimada su suspensión por los tribunales de justicia.


Para el Delegado del Gobierno, "una sociedad que quiere recuperar la normalidad tras años de acoso terrorista no puede permanecer indiferente ante actos claros de enaltecimiento del terrorismo. La suspensión sólo no puede ser compartida por quienes todavía añoran el daño, los asesinatos y el terror producido por ETA".

"Con esa decisión –señala Carlos Urquijo-, se contribuye a devolver a las víctimas parte de la dignidad que les arrebataron al matar a sus seres queridos, someterlas a una extorsión sin límite, y convertir en irrespirable el ambiente en que muchas veces las víctimas tienen que vivir".