SALUTACION A COMPONENTES MIR DE GRS GUARDIA CIVIL

29/04/2013

Hace algo menos de un año -a mediados de agosto pasado para ser más precisos-, me encontraba en este mismo lugar con motivo de un acto muy similar a este. Entonces también acudía a esta Comandancia para saludar y recibir a una unidad de los Grupos de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil que, al igual que ahora, llegaba a Melilla para reforzar la plantilla de la Benemérita en nuestra ciudad.
Hace un año se les (os) incorporaba temporalmente para mejorar la seguridad de la Operación Paso del Estrecho en su recta final. No obstante, como ya decía en aquel mes de agosto, con independencia de los motivos más específicos de su (vuestro) destino a esta tierra, resultaba obvio que una Unidad de estas características iba a atender todos los servicios necesarios mientras se encontrase aquí en Melilla.
La unidad del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) a la que he tenido el placer de saludar y que acaba de incorporarse como refuerzo a la plantilla provincial de la Guardia Civil está compuesta por 21 miembros, entre ellos, un alférez, un sargento y dos cabos.
Quiero ante todo darle la bienvenida y subrayar su marcada profesionalidad y su gran preparación.
Quiero saludar también al Jefe de la Unidad del Helicóptero de Vigilancia, cuyo capitán, junto a un alférez de la misma unidad, se encuentran igualmente presentes en este acto.
Como ya saben, el Grupo de Reserva de la Guardia Civil es un cuerpo de “máximo nivel”, dirigido a intervenir en situaciones complicadas pero también a gestionar con maestría todas aquellas concentraciones de masas que puedan producirse por situaciones diversas.
Agradezco su presencia que, creo, es una prueba más del compromiso del Gobierno de España con Melilla, de su preocupación y atención a nuestros singulares problemas.
Y lo agradezco doblemente porque todos somos conscientes de la presión migratoria extrema que de nuevo viene padeciendo la ciudad y que exige de medidas combinadas en distintas direcciones para evitar que la inmigración irregular se afiance como un espurio negocio al servicio de las mafias y no como el flujo ordenado y regulado que enriquece a las sociedades y contribuye a la generación de riquezas.
En más de una ocasión he dicho (y hoy lo reitero) que entre los valores intrínsecos a la Democracia, junto a los fundamentales de libertad, igualdad y participación política, se incluye el de seguridad, porque sin estabilidad ni seguridad no son posibles los anteriores.
Parte de esa seguridad y estabilidad se consigue gestionando adecuadamente nuestras fronteras.
El pasado viernes anuncié que frente al recrudecimiento y mayor conflictividad en torno a la extrema presión migratoria sobre Melilla, el Gobierno de España optaba por reforzar los recursos destinados a salvaguardar y garantizar la efectividad de nuestro perímetro fronterizo.
Mi anuncio ya se ha cumplido. De nuevo tenemos aquí un Módulo de Intervención Rápida de los Grupos de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil, que nos ayudará a hacer más efectiva nuestra valla fronteriza y con ello a cumplir con más eficacia la encomienda legal de custodiar la frontera.
Dicho esto, quiero insistir en mi apoyo a la Guardia Civil, un cuerpo de seguridad pública que, como ya he dicho varias veces, está al servicio de los ciudadanos y actúa en defensa del ordenamiento jurídico vigente.
Parece ocioso tener que insistir en ello, pero no es así cuando irresponsablemente algunas voces se empeñan en cuestionar su quehacer y en confrontarlo con los Derechos Humanos, como si el respeto a los supremos derechos del hombre y la encomienda legal de defensa de nuestras fronteras fueran valores que debieran contraponerse.
Quienes caen en ese juego, quienes, enarbolan la solidaridad con los inmigrantes de manera irresponsable y como valor contrapuesto a la labor de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, no sólo incurren en una burda trampa contraria a los intereses de Melilla y, por ende, de España en su conjunto, quienes así actúan, repito, incurren en una tremenda injusticia que niega y desprecia la gran labor de auxilio humanitario que la misma Guardia Civil presta a los inmigrantes.
Son ya muchos los agentes (compañeros vuestros) que han sufrido lesiones diversas mientras cumplían servicios en la valla fronteriza de Melilla o defendiendo las lindes marítimas de nuestra tierra. No obstante, no voy a resumir esta dura realidad con números y estadísticas. Prefiero subrayar que esos agentes son trabajadores comprometidos con nuestra tierra y nuestros intereses. Hombres y mujeres que son fieles a sus obligaciones y que, lejos de ser injuriados injustamente, merecen de nuestro reconocimiento y de nuestra coherencia.
Desde el Gobierno de la Nación, con la estrecha colaboración de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, se trabaja a diario para minimizar lo máximo posible las terribles consecuencias de la inmigración irregular. Y lo hacemos, como no puede ser de otra forma, con firmeza y absoluto apego a la legalidad vigente. Por eso, me veo en la necesidad de subrayar una vez más que así como la inmigración legal y ordenada es fuente de riquezas y prosperidad; la irregular es causa de muchas muertes y desgracias.
Los seres humanos, todos, nos merecemos una vida digna, pero nuestro deseo no puede ser un mero voluntarismo irresponsable, que desatienda la necesidad de contar con un orden protector en el que basar los cimientos de una sociedad más justa y más igualitaria.
Por todo ello, mi agradecimiento y mi apoyo una vez más a la Guardia Civil y mi respaldo a su quehacer diario, a veces tan ingrato y difícil como necesario para el bien general de nuestra sociedad.