Dircurso del ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, en el acto de inauguración del IX Congreso del CLAD, presidido por el Rey D. Juan Carlos

02/11/2004

Quisiera agradecer, asimismo, al Consejo Directivo del Centro Latinoamericano para el Desarrollo (CLAD) que nos haya permitido ser el marco de acogida de un evento tan importante. Es para mí un honor y una enorme satisfacción darles a todos los presentes la más cálida bienvenida a España, concretamente a Madrid, ciudad anfitriona. Madrid, distinguida desde el siglo XVI como capital del reino, es, como ustedes podrán apreciar, una ciudad moderna y cosmopolita, poseedora de una gran riqueza monumental y de un incomparable tesoro artístico y cultural, que les invito a visitar. El motivo que hoy nos reúne es dar inicio al IX Congreso Internacional del CLAD, Congreso que viene celebrándose año tras año, durante casi una década, y que ha logrado consolidarse, a lo largo de este tiempo, como el foro de intercambio de experiencias y conocimientos, en torno a la reforma del Estado y a la modernización de la Administración Pública, con más relevancia en toda Iberoamérica. Este Congreso no sólo reúne, sino que une a académicos, expertos, funcionarios, profesionales, representantes de instituciones públicas y privadas, y líderes políticos de Latinoamérica y el Caribe, Norteamérica y Europa. La organización de este Congreso, que es una de las actividades de mayor trascendencia de las que realiza el CLAD, no es, sin embargo, la única que desarrolla el Centro Latinoamericano. Este organismo público internacional también lleva a cabo reuniones internacionales especializadas, edita publicaciones y presta servicios de documentación, estudio y cooperación técnica en materia de reforma y modernización administrativa. Se trata de todo un conjunto de trabajos y actividades que, por su reconocida contribución al avance del conocimiento del sector público, constituye un indudable factor estratégico en el proceso de desarrollo económico y social de nuestros países. Por su trascendencia, esta labor ha recibido la confianza y el refrendo de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, apoyo claramente manifestado en las distintas Declaraciones emanadas de estas cumbres. Durante los próximos días, palabras como 'buen gobierno', 'eficacia', 'eficiencia', 'transparencia', 'rendición de cuentas', 'calidad de los servicios públicos' o 'profesionalización de la función pública' resonarán y se escucharán frecuentemente. Todas se refieren a conceptos que nos marcan las tendencias actuales en las líneas de reforma que se están acometiendo en los distintos países. España no es ajena a esta tendencia. Desde el Gobierno, somos concientes de que unas Administraciones Públicas más eficaces, más transparentes, más democráticas, son condición necesaria y pieza fundamental para el desarrollo del país. No se puede pensar en una democracia avanzada que no disponga de unos servicios públicos de calidad, que aseguren la igualdad de oportunidades entre las personas y les garanticen el pleno ejercicio de sus derechos y libertades constitucionales. El Gobierno tiene, por tanto, un compromiso firme y decidido con la calidad de los servicios públicos. Creemos que es necesaria una administración que escuche al ciudadano y que atienda todas y cada una de sus necesidades, una administración flexible y cercana que se anticipe a los problemas de la gente, se organice en función de ellos y sea transparente en su funcionamiento. Para lograrlo, queremos que los ciudadanos participen de forma directa en el diseño de la Administración y en la evaluación de los resultados de la gestión de asuntos públicos. Deseamos, en definitiva, conseguir que las Administraciones Públicas se fijen unos objetivos acordes con las demandas sociales y que los cumplan, unas Administraciones que evalúen su actuación y conozcan sus resultados, para así poder rectificar, a tiempo, lo que no funcione. La superación de los retos que afronta la Administración ha de basarse, además, en la introducción de una nueva cultura administrativa. En este marco, los empleados públicos han de ser agentes de cambio y focos de innovación en la definición de las políticas públicas y en el desarrollo de la accesibilidad de los servicios por parte de los ciudadanos. Por ello, deben estar motivados para mejorar continuamente su preparación, a través de las posibilidades que ofrecen distintas instituciones, como los centros de formación, entre los que se debe mencionar al Instituto Nacional de Administración Pública donde, precisamente, se desarrollará una gran actividad durante los próximos días. Este Gobierno, para hacer frente a esos retos, ha optado por incrementar la capacidad y suficiencia del Estado, pero sin que ello suponga un aumento de sus dimensiones del Estado, sino un incremento de la eficacia y eficiencia de las Administraciones Publicas. Las principales líneas de actuación de este Ministerio, para conseguir ese objetivo, son las siguientes: Por una parte, estamos desarrollando una Ley de Agencias Públicas, que permitirá desarrollar el principio de la cogobernanza y cooperación entre los distintos niveles de administraciones públicas, a través de la gestión compartida. Las Agencias supondrán también un avance en el principio de responsabilidad, toda vez que contarán con un marco que les permitirá una mayor flexibilidad en la gestión presupuestaria y en la política de personal. Por otra parte, estamos llevando a cabo el estudio para la creación de una Agencia Estatal de Evaluación de la Calidad de los Servicios y de las Políticas Públicas, cuyo objetivo será la realización periódica de auditorias de los servicios que presta la Administración, con implicación de los usuarios en la evaluación de resultados. Se está trabajando también en el Estatuto Básico del Empleado Público, a fin de posibilitar una Administración más cercana a los ciudadanos, ágil y transparente en su actuación, que nos permita poner en valor a lo público a través de la prestación de unos servicios en condiciones de excelencia, que son los que demandan los usuarios. Para ello, es preciso dotar a las organizaciones públicas del marco jurídico adecuado, que se pretende introducir con el mencionado Estatuto Básico. Una Administración moderna, por otra parte, tiene que operar con un uso intensivo de las tecnologías de la información. De una vez por todas, hay que apostar con claridad por insertarnos plenamente en la era de la modernización tecnológica, para lo que debemos estar en la vanguardia de la Administración electrónica y, en general, de la utilización de las nuevas tecnologías. El Gobierno va a poner todo su empeño para conseguir el objetivo de mejorar la Administración Pública con estos medios, y también con la participación de los ciudadanos y con la cooperación de las distintas instituciones. La cita que nos reúne hoy aquí va a ofrecernos la posibilidad de poder intercambiar experiencias de reforma y modernización en los distintos países del área iberoamericana, dentro de un mundo en constante cambio. No quisiera concluir mi exposición sin antes mostrar mi agradecimiento a todos los presentes en este acto, muchos de los cuales han recorrido una larga distancia para compartir sus conocimientos, experiencias y propuestas con nosotros. Pueden estar seguros de que este esfuerzo va a dar sus frutos, que serán mejores en tanto que se habrán obtenido con la participación de todos nosotros, con la aportación de las diferentes experiencias y de la perspectiva de cada uno. Para terminar, quisiera expresar mi más sincero deseo de que su paso por Madrid deje un entrañable e inolvidable recuerdo en su memoria. Les deseo un buen Congreso, además de una buena estancia, y les pido que consideren ésta, nuestra casa, como la suya. Bienvenidos y Muchas Gracias. 2 de noviembre de 2004