Discurso de la Delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, María Paz García-Vera, con motivo del acto de conmemoración del Día de la Constitución Española.

Discurso de la Delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, María Paz García-Vera, con motivo del acto de conmemoración del Día de la Constitución Española.

02/12/2019

Buenos días a todas y todos:

Permítanme comenzar hablándoles de emociones y de sentimientos. (en tono de chiste: No se asusten que no voy a dar una clase de Psicología Clínica como a mis alumnos de la Complutense. Quiero hablarles de emociones…). Pero no de las que experimento ahora en este acto de celebración, especialmente tras haber disfrutado de la excelente interpretación de María Pagés, si no de las emociones que creo que sentimos los españoles por el 41 aniversario de nuestra Constitución. Nuestra ley de leyes. Para empezar de ese sentimiento de que es “nuestra”.

Y recalco siempre la palabra “nuestra” pues la Constitución se ha convertido, por derecho propio, en norma que es de todos y para todos, creando ese ámbito –siempre necesario y siempre anhelado- de seguridad jurídica y de certeza.

Una norma que llega ya a una excelente madurez, demostrando –cada día más- su acierto, su eficacia y su importancia para la convivencia democrática y para la consolidación del Estado de Derecho en nuestro país.

Soy consciente de que se ha reflexionado mucho –y se seguirá haciendo en los sucesivos años por voces mucho más autorizadas que la mía- sobre las funciones que cumple nuestra Carta Magna. Y más ahora, cuando crecen los desafíos y surgen movimientos que, en ocasiones, parecen querer cuestionar sus pilares más básicos y sus esencias más representativas.

Nunca serán suficientes ni tampoco redundantes todas las consideraciones y los aportes que se hagan para fortalecer el ordenamiento jurídico que encabeza y preside nuestra Constitución.

Por eso, es difícilmente aceptable que, por un lado, existan intereses particulares que pretendan apropiarse de ella o, por otro, intenten quebrar los consensos que tanta estabilidad, progreso y respeto a los derechos humanos han traído a nuestro país, desde el año 1978.

Hoy es un gran día en el que celebramos el aniversario de este gran logro democrático:

Hoy celebramos el darnos como pueblo un texto moderno, vinculante y ejemplar:
Un texto que consagra los derechos más preciados para el hombre, la mujer, los niños y ancianos, que propugna como valores superiores la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político
Hoy celebramos una norma que decide interpretar los derechos fundamentales y las libertades, conforme a la Declaración Universal de Derechos Humanos y a los Tratados Internacionales ratificados por España, como por ejemplo:

La Convención de los Derechos del Niño,
La  Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación sobre la Mujer
o sobre los derechos de las personas con Discapacidad.

Así que, además de sentir que es Nuestra, podemos también sentirnos muy orgullosos de lo que lo hemos ido construyendo, gracias a ella, nuestra Constitución.

Y este sentimiento de orgullo, sería inexcusablemente desagradecido sino fuera acompañado del merecido recuerdo y reconocimiento hacia quienes hicieron posible nuestra Constitución. Como verán, seguimos hablando de emociones, ahora las de agradecimiento y admiración.

Quisiera que, en este momento, mi voz fuera capaz de transmitir la gratitud y admiración que sentimos, por el decisivo papel que han tenido en la edificación de la monarquía parlamentaria, como forma política de nuestro Estado, nuestro Rey Emérito y su Majestad el Rey Felipe VI

Especial memoria, quisiera tener también, para los padres de la Constitución, esos queridos siete ponentes representativos de las distintas sensibilidades políticas de aquellos años –algunos ya no nos acompañan físicamente; pero su legado siempre estará en nosotros.

Nuestra norma se ha hecho fuerte, también, por la labor de aplicación e interpretación que han realizado nuestros tribunales, en la que jueces, fiscales y abogados han contribuido a precisar el sentido y alcance de sus disposiciones, trayendo como resultado que hoy contemos con un sólido y robusto ordenamiento jurídico. Por lo tanto, gratitud y reconocimiento para todos ellos.

Este reconocimiento también va dirigido a todos y cada uno de los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, desde el más alto mando a cada uno de nuestras y nuestros policías y Guardias Civiles, sin olvidarme de los cuerpos autonómicos y locales. Y a todos y cada uno de los integrantes de nuestros Ejércitos, con un sentir especial a todos los que están en misiones internacionales fuera de España. Personalmente tengo la inmensa suerte de compartir el día a día con policías nacionales y guardias civiles y siento una enorme admiración por el inmenso trabajo que realizan. Son un ejemplo de entrega, de sacrificio y de eficacia en la defensa de los valores que defiende nuestra Constitución.

Y este momento de reconocimiento también tiene otros singulares destinatarios:

Me refiero a todas esas personas que, con su esfuerzo y dedicación – algunos de forma silenciosa y discreta y otros con mayor impacto mediático- han hecho posible la fortaleza del texto constitucional. Me refiero a los funcionarios de las distintas Administraciones, desde el funcionario que tramita un expediente administrativo a los profesores universitarios –aquí permítanme tener unas palabras para mi compañero José Manuel Rodríguez Uribes, no solo por ser el anterior Delegado de Gobierno, sino porque es uno de esos profesores universitarios que desde las aulas,  con sus escritos y sus reflexiones ofrecen siempre una serena y valiosa pedagogía sobre nuestra Constitución, sus principios y valores.

Así que también este reconocimiento y gratitud va para, todos los juristas,  periodistas y  comunicadores sociales, que ponen en valor la importancia y la relevancia social y normativa de nuestra Constitución.

Y, por supuesto, para las asociaciones y movimientos cívicos por la defensa de colectivos tan sensibles y vulnerables como nuestras queridas víctimas del terrorismo y las víctimas de la violencia de género, los inmigrantes y esos otros grupos merecedores de protección, de respeto y solidaridad.

Todos -desde sus respectivas trincheras- han aportado su esfuerzo y valía para que la Constitución española sea el principal punto de referencia en nuestra democracia y motivo de genuino orgullo.

Estoy convencida de que estas reflexiones son compartidas por la Presidenta de la Comunidad de Madrid, el Alcalde de nuestra ciudad y sus equipos de gobierno, con lo que trabajamos de forma coordinada, desde la lealtad institucional y el respeto- a favor siempre de los intereses y derechos de las madrileñas y madrileños. Este acto conjunto, señoras y señores, es buena prueba de ello.

Por ultimo quiero hacer un sentido reconocimiento al pueblo español, a los ciudadanos y ciudadanas, a su solidaridad, a su compromiso y a su lealtad con los valores que defiende la Constitución de 1978.

Como verán, era cierto que venía a hablarles de emociones. Por eso, cuando finalicemos este acto y escuchemos emocionados las notas de nuestro Himno Nacional que junto a nuestra Bandera representan los símbolos de nuestra sociedad española, les sugiero que sintamos un instante todos juntos y compartamos el sentimiento de orgullo y el agradecimiento por esta esta norma cuyo 41 aniversario hoy celebramos. Una constitución, la nuestra, que es la noble herramienta y el arma moral más eficaz para construir con ilusión un futuro sin exclusiones, sin retrocesos, sin atajos ni renuncias a nuestros principios y conquistas democráticas, y con pleno respeto a los derechos y libertades humanas.

Una constitución que es el alma de nuestra democracia.

Muchas gracias

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