Transcripción (primera parte)

Discurso de toma de posesión del delegado del Gobierno en la Comunudad de Madrid, José Manuel Franco (Parte 1)

Buenos días a todas y a todos.

Quisiera en primer lugar agradecer al Presidente del Gobierno de España su apoyo, y sobre todo la confianza que ha depositado en mí y espero estar a la altura de la responsabilidad que me ha encomendado.

Quisiera además saludar y agradecer la presencia hoy aquí de las autoridades que nos acompañan: la vicepresidenta primera del Gobierno, muchas gracias, ministra de Industria, Comercio y Turismo, ministro de Cultura y Deporte, presidenta de la Comunidad de Madrid, alcalde de Madrid, secretario general de Presidencia del Gobierno, secretaria general de Política Territorial, subsecretaria de Interior, directora general de la Guardia Civil, director general de la Policía, consejeros y consejeras de la Comunidad de Madrid, diputados y senadores de las Cortes Generales, eurodiputados, diputados y diputadas de la Asamblea de Madrid, directores generales, alcaldes, alcaldesas, concejalas, concejales y demás autoridades. Por supuesto, agradecer también la presencia de ex delegados y ex delegadas del Gobierno, compañeros y compañeras del partido, trabajadores y trabajadoras de esta casa, en definitiva, amigos y amigas, muchísimas gracias a todos por acompañarme en un día tan importante para mí como es el día de hoy

Acepto la enorme responsabilidad de este cargo con tanta humildad como entusiasmo. La Delegación del Gobierno es una institución fundamental que vertebra políticas nacionales en una región concreta. La Delegación del Gobierno en la Comunidad de Madrid es, además, una casa abierta a todos, comprometida con el bienestar y el desarrollo de nuestros  ciudadanos y donde siempre encontrarán a un Delegado del Gobierno, junto con su equipo, dispuesto a escuchar, acordar y trabajar con ahínco, que se propone colaborar desde la lealtad institucional con las demás instituciones políticas y sociales con la única finalidad de mejorar la vida de la ciudadanía madrileña promoviendo más libertad, más derechos, más justicia.

Cuando uno ama la democracia, ama la libertad; la libertad propia pero sobre todo, la de los otros. La libertad de los individuos y la libertad de los colectivos. Como dijera Benedetto Croce “la libertad es singular siempre que exista la libertad plural”.

De la mano del Gobierno de la nación me comprometo a garantizar la libertad real de todas y cada una de las personas que habitan  nuestra comunidad autónoma. Solo respetando la libertad, garantizamos la dignidad de los ciudadanos. Por eso el papel de la seguridad cobra una especial importancia.

El ejercicio de los derechos y libertades necesita como condición necesaria y habilitante la seguridad justa y democrática que nos garantizan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. En este sentido, contamos con su lealtad, su preparación y su profesionalidad. Es un orgullo poder decir que nuestra Policía, nuestra Guardia Civil, nuestro Ejército y nuestras policías locales están plenamente implicadas en la defensa de los derechos y libertades de las personas.

Como Delegado del Gobierno, me comprometo a poner la seguridad al servicio de la libertad. Conseguir que la sociedad se sienta segura debe hacerse no desde la invisibilidad sino desde la transparencia.

La seguridad en democracia no está reñida con la libertad. Todo lo contrario. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en Madrid velarán por la convivencia pacífica de todos y de todas.

El orden no se consigue jamás desde la represión; el orden es fruto del compromiso colectivo, del respeto a los individuos tomados uno a uno. La seguridad nunca debe deshumanizarse porque el orden es la convivencia de la diversidad, la comprensión del otro, la compresión al otro. Es, en última instancia, la garantía del imperio de la ley creada entre todos para evitar que el que tiene la fuerza o la posición de poder imponga como regla lo que no es sino producto del capricho o la conveniencia. Es, en esencia, lo que transforma a los súbditos en ciudadanos, y lo que convierte la reivindicación y el disfrute de los derechos y libertades en normalidad democrática y cívica.

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