Transcripción (segunda parte)

Discurso de toma de posesión de José Manue Franco como delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid
(Parte 2)

Madrid es una gran comunidad, uno de los corazones de nuestro país, pero queda mucho por hacer en materia de igualdad. Como socialista convencido que soy, no puedo ni quiero olvidarme de la agenda social. Siempre he tenido presente una frase de Rousseau que dice: “la igualdad de la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro, ni ninguno tan pobre que se vea necesitado de venderse”.

En nuestra comunidad, confluyen todos los desafíos que se nos presentan en este mundo complejo  y cambiante. Desafíos que pasan por promover el desarrollo y la prosperidad económica siempre en la búsqueda de una mayor igualdad y justicia social. En este sentido,  debemos prestar atención, no solo a los problemas de las grandes poblaciones de nuestra región, sino también a aquellas zonas que están amenazadas por la despoblación y el envejecimiento, ofreciendo soluciones a través de un modelo económico respetuoso con el medio ambiente y combativo con los efectos del cambio climático. En definitiva, impulsando y desarrollando en nuestro territorio las políticas del Gobierno de España.

Trabajaré con dedicación junto a mi equipo para potenciar en nuestra región todos los avances que se produzcan en nuestro país en materia laboral y social. Un país, una región, solo es rica si su ciudadanos disfrutan de bienestar.

Ahora bien, si hay una labor que para mí será prioritaria, esa es la de garantizar la seguridad y el disfrute de sus derechos y libertades a las mujeres de nuestra comunidad. Desde la Unidad de Violencia de Género y en coordinación con la Guardia Civil, Policía Nacional y policías locales, nuestros esfuerzos se dirigirán a cuidar, acompañar y proteger a todas las mujeres que vean amenazada su seguridad  y sus vidas por la pandemia del machismo.

En este año galdosiano, me van a permitir que haga un homenaje a las mujeres de Galdós, precursoras de una lucha todavía inacabada. Esas mujeres de carne y hueso que entraron por derecho propio en las páginas de nuestra literatura y que dicen por boca de Tristana lo siguiente: “aspiro a no depender de nadie… Quiero para expresarlo a mi manera, estar casada conmigo misma, y ser mi propia cabeza de familia. No sabré amar por obligación; sólo en la libertad comprendo mi fe constante y mi adhesión sin límites. Protesto, me da la gana de protestar contra los hombres que han cogido todo el mundo por suyo…”

Pondré lo mejor de mí, tienen ustedes mi palabra, en la gestión de la lucha contra la violencia de género, con valentía solidaria y determinación comprometida. Madrid no se quedará atrás en la aplicación de las medidas que, en este terreno,  desarrolla el Gobierno de España.

Quiero dar las gracias a Madrid. Esta comunidad autónoma y esta ciudad representan la esencia de lo que significa ser español. La gente es abierta y fraternal, comprometida y solidaria, amante de la libertad. Madrid es un tesoro que tenemos que cuidar entre todos; desde el Delegado del Gobierno hasta el recién llegado. Madrid me ha dado tanto que sería imposible devolverle tanta gratitud. Estoy en deuda con este lugar porque aquí he crecido como persona, como ciudadano y como político. Hoy aprovecho para darle a este bello rincón de España las gracias por todo ello y me comprometo a velar por el bienestar de todos los madrileños. Y digo madrileños, porque estos años me han enseñado que este término no solo abarca a los nacidos en esta comunidad sino a todos y todas los que procedemos de otros lugares y aquí hemos sido recibidos y acogidos con ejemplar hospitalidad.

Sé que no habrá descanso. Lo acepto. Y les garantizo que, día tras día, lucharé para mejorar la vida de cada uno de los ciudadanos de esta región.

Ser Delegado del Gobierno es un enorme honor. Permítanme parafrasear a William Shakespeare para terminar “todos aman la vida, pero el hombre valiente y honrado aprecia más el honor”.

Cuenten conmigo. 

Muchas gracias.

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